Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por ESADE, se especializó en el asesoramiento a entidades de economía social desde el Colectivo Ronda y posteriormente trabajó como Director financiero del grupo cooperativo Grup Cultura 03. Desde 2009 está vinculado a San Juan de Dios, dirigiendo la Obra Social de la institución. Ha impulsado la dimensión de captación y de sensibilización de la institución y el proyecto Magic Line, una movilización solidaria a favor de las personas en situación vulnerable que reúne cada año más de 10.000 personas bajo los valores del trabajo en equipo, la cooperación y la no competitividad.
Oriol Bota | Director de la Obra Social de San Juan de Dios
El 20 de marzo se acerca y esto quiere decir que estamos a pocas semanas de la Magic Line, organizada por San Juan de Dios, nuestro evento de referencia tanto por captación económica como por el impacto y capacidad de movilización ciudadana. La edición 2021 fue muy complicada en medio de la pandemia, que nos obligó a modificar el modelo para adaptarnos a la nueva realidad. Este año, que es la novena edición, también hemos tenido un inicio complicado en medio de la oleada desbocada de la COVID-19 variante Omicron que casi nos ha colapsado. Sin embargo ahora, cuando ya vemos que es posible que esta edición vaya muy bien, hay que identificar el sentido y el valor de la propuesta. Ahora cuando todavía todo es posible quiero compartir cuatro elementos que son, a mi parecer, capitales en la Magic Line y pienso que se pueden extrapolar a otras iniciativas.
El fracaso existe y es un buen espacio de aprendizaje. Es ley de vida, a veces trabajamos y no logramos lo que queremos. Estos fracasos son una de las oportunidades de aprendizaje que tenemos. De los fracasos podemos aprender, de los éxitos es mucho más complejo hacerlo. En estas ocho ediciones en la Magic Line tenemos un listado grande de fracasos que nos han hecho mejorar el modelo.
Mirada larga, a medio plazo. Tenemos que gestionar el día a día, y en la organización de los eventos es evidente, pero el sentido de nuestra movilización va más allá del resultado del año. Las organizaciones no lucrativas tenemos que incorporar dinámicas estratégicas. No hacen falta grandes planes estratégicos, que colapsan las organizaciones durante meses, sino la visión estratégica en el día a día. A menudo el cortoplacismo es la moneda que mide la capacidad de los equipos y es un muy mal indicador. En la Magic Line desde hace años nos planteamos un modelo escalable a nuevos territorios, incluso más allá de donde tenemos presencia institucional. A pesar de que nos cuesta mucho hacerlo, esta es la novena edición y, en nuestro día a día, tenemos integrado que la Magic Line todavía tiene, dichosamente, mucho camino por recorrer.
Hacer aquello que tiene sentido que hagamos. Parece una obviedad, pero no lo es. Normalmente, hacemos aquello que ya hicimos y lo hacemos porque ya lo hacíamos así y esta es una dinámica muy común en las entidades del tercer sector, parecida a una espiral sin fin. Tenemos que hacer acciones y tenemos que trabajar para transformar la realidad, pero discernir la aportación de valor del activismo es bastante necesario. Cuesta encontrar el sentido de lo que hacemos en el centro de los planes de gestión anual de los presupuestos. Nos sentimos mucho más cómodos en el número concreto de la lista de acciones y los indicadores que no sabemos qué evalúan. % de variación vs año anterior, % de absentismo, variación del resultado. Confundimos los indicadores de gestión, de la aportación de valor. En la Magic Line dedicamos, y seguimos dedicando, muchas horas a profundizar en el sentido de la propuesta. Somos cuidadores y cuidadoras de las personas más frágiles y vulnerables, y por eso proponemos una actividad flexible no competitiva, en equipo, con una dimensión solidaria, saludable, integradora y respetuosa con el medio.
El equipo por encima de la genialidad individual. Entendiendo el equipo mucho más allá del reparto de tareas o roles. El trabajo en equipo entendido como generación de espacios de decisión y empoderamiento del otro que a menudo implica discrepancia y ritmos diferentes. Pero lo más importante en la dinámica de trabajo en equipo es aquello que no se ve. Lo más importante es lo que sienten cada uno de los miembros del equipo. El trabajo en equipos solo tiene sentido cuando hay confianza en el compañero, cuando la mayoría de los miembros tienen la percepción que hacen aportaciones, que son parte del equipo y que se los cuidará y cuidarán. En el equipo motor de la Magic Line no siempre hemos vivido este sentimiento, pero creo que este año vamos en la buena dirección y por eso un proyecto tan complejo como la Magic Line será, una vez más, una realidad fruto de un engranaje que funciona como un equipo.
Tengo la sensación que vamos en la buena dirección. La Magic Line es un proyecto institucional de San Juan de Dios, lo que quiere decir que es un evento de los centros sociales y hospitalarios de San Juan de Dios. Hemos conseguido una iniciativa con valores, y compartimos con Oxfam-intermon y Aspassim el premio «Deporte con Valores» para reconocer que es posible hacer deporte con un claro valor transformador. Pero lo más importante es reconocer que la Magic Line no es nuestra. Es de cada uno de los miles de participantes que la harán posible: familias, amigos, escuelas, entidades, y empresas junto con los profesionales, voluntarios, pacientes y usuarios. Por eso ahora, cuando todavía no lo hemos hecho, pienso que merece la pena agradecer la dimensión solidaria de nuestra sociedad.
Gracias a todas para andar por quién más lo necesita.
Esta es la traducción de un artículo publicado en catalán en Social.cat el 11 de febrero de 2022.