Juanjo Ortega | Coordinador de campañas de la Obra Social de San Juan de Dios
¿Tomamos un café? es una manera de decir al otro que te apetece pasar un rato juntos alrededor de una mesa que invita a la conversación, el epicentro de tantas vidas compartidas. El café, una comida, o lo que sea que tomemos, es una excusa para charlar, para escucharlo y sentirte escuchado, para sentir al otro cerca o, lo que es lo mismo, para expresar que me importas y sentir que también importas al otro. Las personas nos necesitamos mutuamente y necesitamos sentirnos acompañadas y, de manera periódica, reafirmamos esta necesidad encontrándonos con cualquier excusa.
¿Quién no ha dicho alguna vez que mejor solo que mal acompañado, cuando etiquetamos a algún compañero de viaje como persona non grata? Sin pensar mucho en ello, el dicho parece incuestionable, pero la verdad es más compleja que el reduccionismo que nos plantea. A veces, el cuerpo o la cabeza nos piden estar solo, a pesar de que podamos disfrutar de una buena compañía. En cambio, en otras ocasiones, incluso puede ser mejor estar mal acompañado que solo. La soledad tendría que ser una opción personal pero demasiado a menudo es una circunstancia no deseada y cronificada. Podemos querer estar solos, pero nunca queremos sentirnos solos o solas.
Sentirse solo, de manera puntual, forma parte del vivir. Todos y todas nos hemos sentido así alguna vez en la vida: cuando cambiamos de trabajo o de escuela, cuando nos mudamos a un lugar donde no tenemos conocidos o cuando estamos hospitalizados unos cuántos días. Estas soledades puntuales son saludables y forman parte de los procesos de aprendizaje de la vida; si el miedo activa la prudencia, sentirnos solos nos estimula para iniciar relaciones con personas desconocidas. Pero no todo es tan fácil como parecería y las barreras pueden ser altísimas. Especialmente difícil lo tienen las personas que sufren situaciones de vulnerabilidad y el estigma social: un trastorno mental, una discapacidad y la distancia social o cultural son algunos de los factores que pueden agravar el sentimiento de soledad y que, a la vez, se retro-alimentan negativamente con este sentimiento. Por ejemplo, el 62,6% de las personas en situación de dependencia se han sentido solas y excluídas1 y, mientras que el 12% de las personas vividas y residentes en Barcelona se sienten solas, la cifra aumenta hasta el 21,6% para las personas nacidas fuera de España2. El círculo vicioso vulnerabilidad-soledad-vulnerabilidad es difícil de romper y puede llegar a ser devastador para quien lo sufre. Los estudios lo dicen: la soledad no deseada mata. Simple y llanamente.
Para afrontar el problema primero tenemos que identificarlo y la soledad no lo pone fácil: es invisible, discreta, silenciosa. Tiene síntomas como el aislamiento social, la depresión, las enfermedades cardiovasculares, las bajas laborales o el absentismo escolar entre otros, y la encontramos por todas partes: en los hospitales, en las escuelas, en los hogares, en las empresas, en las entidades. Cuando pensamos en soledad nuestro imaginario nos proyecta la imagen de una persona mayor que vive sola, que sale poco a la calle y que tiene poca vida social. Cierto, el 19% de la gente mayor se siente sola. Pero la realidad es, una vez más, mucho más diversa y la cifra supera el 26% en el caso de los jóvenes de entre 13 y 24 años3. En el trabajo, el 10% en los trabajadores dicen sentirse solos.
La soledad no deseada es un fracaso social, quizás el más grande, puesto que va contra natura del ADN de la sociedad. Es un fracaso de todos y todas y combatirla tiene que ser una responsabilidad compartida por todo el mundo. Con esta intención, en San Juan de Dios lanzamos el próximo 20 de octubre la 2.ª edición de la campaña cafesolidario.org, una campaña que concentra sus acciones en los bares y restaurantes, que son refugios de soledad, y también ofrece propuestas para los particulares, las empresas y los centros educativos. La campaña pretende exponer la problemática, activar la sensibilidad, provocar la reacción y captar fondo para financiar programas solidarios para combatir la soledad de las personas más vulnerables atendidas en los centros sociales y sanitarios de San Juan de Dios.
Os animamos a hablar de la soledad en vuestro entorno, a vuestras entidades, puestos de trabajo, en casa vuestra… Y, siempre que os propongan hacer un café, pensad que el café es lo de menos y que, en cambio, frases como ‘no estás solo’, ‘cuenta conmigo’ o ‘si te hace falta nada, digas’ cobran más sentido que nunca.
Traducción del artículo publicado en Social.cat el 27 de septiembre de 2023
1Encuesta a personas en situación de dependencia funcional, 2018.
2Encuesta de Relaciones Vecinales y de Convivencia de la AMB, 2020.
3Factores de Riesgo en la Escuela Secundaria (FRESC), 2016, y encuesta Omnibus 2020, del Ajuntament de Barcelona.