Cristina Molina ha dedicado su vida a aquello que nos acompañará siempre: nuestra salud, concretamente la mental. Entusiasta, constante y con una capacidad para disfrutar de todo lo que hace, tiene una visión del mundo tan amplia como el campo que le entusiasma: férrea defensora de poner la salud mental en primera línea y de romper los estigmas que todavía arrastra el colectivo, ante ella se erige un reto profesional que le apasiona.
Cristina Molina | Directora de Análisis y Estrategia en Salud Mental de la Província Aragón - San Rafael
¿Por qué la salud mental nos debería preocupar y ocupar más?
Porque realmente afecta a todas las esferas de nuestra vida: relaciones, calidad de vida, oportunidades en el entorno social y laboral, etc. la salud mental va más allá de tener una patología: es un concepto muy amplio, que si lo ampliamos en positivo, entonces hablamos de bienestar emocional.
¿De qué forma nuestro día a día tiene un impacto con la salud mental?
Con la última crisis económica en 2008 hubo un aumento del paro, un aumento del porcentaje de familias que pasaron a vivir bajo el umbral de la pobreza y esto tuvo un impacto directo en los indicadores de salud mental. aumentaron las tasas de suicidio, las consultas en las redes primaria y especializada. y ahora está empezando a pasar lo mismo con la crisis de la COVID-19. La soledad de muchas personas, la pérdida de trabajo, las condiciones de vulnerabilidad agravadas. Todas las crisis tienen un impacto en nuestra salud emocional y mental. Esto nos ocupa, nos preocupa y afecta a todos y todas, y por eso hay que hacer un esfuerzo global. Porque esto va mucho más allá de tener un problema grave de salud mental. de hecho, en la Encuesta de Salud Pública de Catalunya que se hace cada año, el segundo gran problema que expresa la población es la depresión y la ansiedad.
¿Qué está haciendo SJD en el ámbito de la salud mental? ¿cuál es la prioridad de la institución?
SJD es un referente, una gran institución que atiende con una mirada muy holística, para promover la inserción social y laboral. además tiene incorporado el potencial de docencia e investigación, donde también es un referente. Yo tenía conocimiento de SJd desde la administración pública, pero ahora que estoy dentro he descubierto otro mundo que acompaña a la asistencia: la solidaridad, la sensibilización, el valor del voluntariado, la espiritualidad… y en definitiva cómo se integran todos estos valores al modelo asistencial.
Uno de los valores más importantes de la institución es que atiende a personas a lo largo de toda la vida (infancia y juventud, población adulta y personas mayores) y que se ha especializado en dar respuesta a los colectivos en situación más vulnerable: personas inmigrantes, sin hogar, refugiadas… y quiero poner el foco también en los ancianos y la soledad que muchos sufren. Es un reto social tan relevante que Gran Bretaña ha llegado a crear un ministerio de la soledad.
“Ser solidario es, además, un factor de protección de tu propia salud mental”
En este sentido, ¿cómo se vincula salud mental y vulnerabilidad?
Las poblaciones más vulnerables tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental. Y si en algún lugar cabe esforzarse, es aquí. no me gusta hablar de vulnerabilidad en abstracto, sino de personas que se encuentran en situación vulnerable. Vulnerables somos todos y todas, y justamente con la crisis de la COVID-19 lo hemos visto. Pero hay personas que por sus condiciones de partida es más fácil que se encuentren en una situación delicada.
Si no hay salud sin salud mental, ¿por qué hablamos tan poco sobre ello?
Esta poca visibilidad es reflejo del estigma que tiene todavía la salud mental. aunque la población joven lo tiene más normalizado y que cada vez tenemos más información y la gente está más sensibilizada, socialmente se habla aún poco. Esto no ocurre con otros problemas de salud, como por ejemplo con el cáncer. todo es un proceso. En los años 80, por ejemplo, también había un gran estigma con el sida, pero se trabajó bien a través de campañas de sensibilización, promoción y prevención, y la sociedad lo integró más.
¿Qué visión crees que se tiene en la actualidad sobre la salud mental?
La gente ve que tiene alguien cercano, si no es él mismo, que ha sufrido algún problema de salud mental. la sensibilidad social ha cambiado, el proyecto “obertament” ha sido clave para unir movimientos en primera persona. Pero también es muy importante la sensibilización en el entorno educativo, en los medios de comunicación, en el mismo entorno sanitario, en el entorno laboral donde todavía cuesta mucho decir que se tiene un problema de salud mental por miedo a las consecuencias. En este sentido, el activismo de los movimientos en primera persona, formado por personas afectadas, ha ayudado mucho a visibilizar esta problemática y reclamar un modelo de atención menos paternalista y más centrado en los derechos de las personas.
¿Qué más haría falta para acabar de romper el estigma?
Son procesos que no se resuelven de hoy para mañana. una encuesta del departamento de Salud preguntaba sobre actitudes antes y después de las campañas de sensibilización y había un cambio muy grande. Por lo tanto, el impacto de las campañas ahí está y hay que seguirlo haciendo. también da mucha visibilidad que personajes del mundo del deporte o la cultura que hayan sufrido algún problema de salud mental lo compartan con normalidad y conseguir un despliegue del modelo de atención comunitaria: que las personas que sufren un problema de salud mental puedan vivir en pisos y de forma autónoma, con un vida social y laboral totalmente integrada en la sociedad.
¿Con qué prioridades debemos abordar la salud mental?
Hay tres ingredientes básicos: promoción, prevención y sensibilización. Hay que invertir en la promoción y la prevención, sobre todo entre la población infantil y juvenil. todo lo que podamos detectar y atender a tiempo, ayudará a tener unas mejores condiciones en la etapa adulta. Hay que hacerlo, además, con un modelo multidisciplinario y, en el caso de los adultos, haciendo hincapié en la inserción laboral. Hay muchos estudios que demuestran que disminuyen las urgencias y la hospitalización en todas aquellas personas que tienen un entorno laboral positivo: mayor funcionalidad y mejora de la calidad de vida. Por eso, es necesario también sensibilizar a las empresas.
Es clave un abordaje del que todo el mundo forme parte: las personas afectadas, las familias, los profesionales, el entorno laboral, el social, etc.
¿Qué vínculo crees que existe entre la salud mental y la solidaridad?
No hay salud mental sin solidaridad ni solidaridad sin salud mental. La solidaridad es importante para la salud mental, pero el ser solidario es además un factor de protección de tu propia salud mental.
Es esta doble vertiente uno de los aspectos que más me ha impactado de esta institución. Cuidamos a personas con problemática de salud mental. Pero al mismo tiempo, facilitamos la implicación del voluntariado, de empresas colaboradoras, de jóvenes que participan en proyectos sociales, en definitiva, personas que a través de su solidaridad se implican en el entorno y al mismo tiempo esto les reporta algo positivo para su propia salud mental.
Tener una mirada amplia es importante. He trabajado 26 años en el ámbito de la salud mental en el departamento de Salud de Catalunya, 15 años como responsable del Plan director sobre Salud Mental y adicciones. desde la administración tienes una sola mirada. Es importante saber qué pasa en las instituciones y los servicios. Hace poco más de un año se me presentó esta oportunidad de trabajar en una gran institución y conocer y tener esta otra mirada y al mismo tiempo con un gran objetivo: desarrollar un plan estratégico institucional. Estoy muy contenta de formar parte de este gran reto.
¿En qué te enriquece trabajar con la salud mental?
Te da la oportunidad de conocer muchos sectores, lo que otras especialidades médicas no te dan. la salud mental tiene un entorno muy enriquecedor, colaborador, reivindicativo y con mucha mirada y visión positiva. te permite conocer el ámbito educativo, social, judicial, laboral; también potencia la interrelación con profesionales, entidades, asociaciones y movimientos en primera persona. Pero, sobre todo, también me ha enriquecido mucho en el ámbito personal. Para mí, más que un trabajo es parte de mi proyecto vital.