Historias de la COVID-19: Sentirse cuidado para salir adelante

El pacient de COVID-19, Carlos Asensio, i la Laura Fernández, coordinadora Hospital de Dia de Sant Joan de Déu Serveis Sociosanitaris

Hoy, Carlos Asensio recibe el alta de la unidad de hospitalización de Sant Joan de Déu Serveis Sociosanitaris después de meses ingresado a causa de la COVID-19 y de estar 21 días sin conciencia. Es de aquellas personas que nos regalan historias bonitas durante la pandemia.

A principios de mayo Carlos Asensio, de 61 años, ingresó en Sant Joan de Déu Serveis Sociosanitaris. Llegó procedente de otro hospital, después de superar una infección por coronavirus que precisó de entubación, para recibir asistencia y tratamiento rehabilitador.

Laura Fernández, coordinadora del hospital de día del centro y reasignada a nuevas tareas a causa de la pandemia, lo recibió en su habitación y se presentó. Es consciente de la importancia de la primera acogida, especialmente cuando los pacientes no pueden estar acompañados por sus familiares y las personas que quieren. Cuidarlos y que se sientan cuidados es vital y, a veces, llevar una indumentaria de protección que deja tan poca cosa visible, no facilita nada esta cercanía. Son momentos muy delicados.

Carlos confía en Laura e inician una conversación agradable donde le explica, con detalles, que en el mes de abril se contagió de COVID-19 y que, sin tiempo de reacción, acabó en la UCI entubado. Le explica que, durante este tiempo, ha sufrido sueños, pesadillas, alucinaciones, miedos pero también momentos de superación. Le confiesa que todavía se ve incapaz de hacer mucha cosa porque se siente débil, sin fuerzas. Laura, siguiendo el protocolo rehabilitador, le ofrece todas las herramientas que tiene a su alcance: videollamada, teléfono móvil, tablet, libros, fichas de estimulación cognitiva… él le dice «Sí, estaría bueno, pero poco a poco»… y antes de marcharse, Laura le pregunta: «¿Necesita algo más?». Sorprendentemente, Carlos le responde: «Quizás una libreta y un lápiz a ver si puedo escribir». Su discurso es perfecto, y así se lo hace saber Laura, «así que, seguramente, ¡podrá escribir!». Para ayudarlo, le propone una entrevista, «¿si quiere que volvamos a hablar? Si quiere explicar su experiencia». Y él le responde: «¿Por qué no? Bueno…»

Al día siguiente Laura le deja papel, lápiz, unas fichas de estimulación cognitiva y unas preguntas escritas por si tiene ganas de escribir: ¿Cómo recuerda su experiencia? ¿Qué piensa ahora que ha salido de esto? ¿Qué es lo más importante, lo que valora más? ¿Algo que haya pensado durante estas semanas? ¿Cómo se imagina su futuro? ¿Qué le gustaría hacer ahora mismo? Un deseo. Las lee y asiente.

Laura lo acompaña cada día durante unos minutos. Repasan las fichas («¡perfectas!»), hablan con el compañero de habitación, valoran la rehabilitación… «hoy has saturado a 100!!!», le dice Laura contenta. «Bien, solo hoy», responde Carlos. «Hoy, pero vendrán más días, estoy segura!», le reponde ella. La dificultad para respirar es uno de los síntomas asociados al coronavirus. Aunque la mayoría de las veces es un signo fácil de detectar por el paciente, no siempre es así, puesto que hay casos en los cuales esta disnea no es percibida por el afectado, dando lugar a una hipoxia o falta de aire silenciosa. Es por eso que se utilizan los oxímetros, para medir los niveles de saturación de oxígeno en sangre. Las lecturas normales generalmente oscilan entre el 95 y el 100 por ciento.

El viernes 22 de mayo, Laura saca la cabeza por su habitación antes de acabar la jornada. «¡Hola!». Él la mira con cara de sorpresa. Ella le pide el porqué: «¿Qué pasa?». «Hace casi 2 meses que no he visto la cara a ningún profesional», le responde. Laura va sin el equipo de protección (EPI). Ríen y se despiden hasta lunes.

Llega lunes, Laura lo saluda como de costumbre y él le da un regalo: «He escrito algo este fin de semana, a ver si te gusta».

Esta es la emotiva carta de Carlos, un ejemplo de cómo es vital sentirse cuidado cuando pasas por momentos tan duros como es una enfermedad: «Necesitas una esperanza futura, necesitas soñar».

 

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