El martes, 13 de abril, tuvo lugar en el CCCB de Barcelona la mesa redonda ‘Adolescentes, salud mental y pandemia’ organizada por el diari Ara y la Obra Social de San Juan de Dios donde pudimos debatir sobre las heridas emocionales que nos deja la COVID-19 a través de 3 miradas diferentes.
Aure Farran, periodista y coordinadora del Ara Criatures, ha sido la encargada de moderar una charla donde se ha hablado de la salud mental de los adolescentes durante la pandemia y que ha contado con la participación de Jaume Funes, psicólogo, educador y periodista; Isaura González Cots, representante del Consell Nacional de la Joventut de Catalunya; y Montserrat Dolz, jefa del servicio de salud mental del Hospital Sant Joan de Déu.
Una reciente encuesta elaborada por el CIS, revela que la población entre los 18 y 24 años ha vivido la crisis sociosanitaria con el doble de ansiedad que la media de la población. Concretamente, un 30,3% de los jóvenes han sufrido trastornos de ansiedad en el 2020, el doble del 15,8% de los adultos. Los tres expertos han reflexionado sobre cómo se ha vivido, desde su punto de vista, esta situación y cuáles son las claves para curar las heridas emocionales que dejan los confinamientos y las restricciones en los y las adolescentes.
La representante del Consell Nacional de la Joventut de Catalunya, Isaura González Cots, ha denunciado que «en los medios y en la sociedad se dio una imagen negativa de los jóvenes y no todo ha sido así, pues también hubo jóvenes que se organizaron, en los momentos más difíciles, para ayudar a los otros». Según ella, «los adolescentes han sido los grandes olvidados» y ha reivindicado la importancia de dar voz a los jóvenes también en espacios políticos: «Resulta que cuando se tiene que decidir sobre las personas jóvenes nadie va a preguntarlos. Tendría que haber algo más de voz política y desmentir la idea de que los adultos son los que deciden por nosotros». Eso sí, «nos hemos dado cuenta de que la salud mental es un ámbito que, según la situación, nos puede afectar a todos y todas».
Por otro lado, Jaume Funes, ha destacado que buena parte del estrés, la ansiedad y los otros trastornos que ha hecho aflorar la COVID-19 «ya estaban antes» porque todo adolescente ha vivido «un tiempo de obligaciones y un tiempo de felicidad» en su vida, pero alerta que ahora las nuevas generaciones tienen la sensación que se están perdiendo experiencias vitales, especialmente a causa de las limitaciones de las relaciones sociales por la pandemia: «De repente solo hay escuela y familia, y la pregunta es: ¿dónde colocamos la felicidad?». Para él, es vital escucharlos: «Todo adolescente se siente importante cuando lo escuchas en la normalidad de la vida cotidiana».
La jefa del servicio de salud mental del Hospital Sant Joan de Déu, Montserrat Dolz, coincide y reitera que «hay que estar atento y no perder oportunidades de escucha». Según su experiencia, «una señal muy importante de alerta es el cambio, algo que se rompe, un cambio de conducta. Hay que preguntarse cómo era esta persona y como es ahora. ¿Era muy sociable y lo ha dejado de ser?. Tener una escucha activa porque no siempre hay una demanda explícita de ayuda». Para ella, se tiene que poner a los adolescentes en el centro: «Es importante saber qué les pasa, entender su malestar, pero también ser capaz de saber qué podemos hacer nosotros como red sanitaria, familiar, social y educativa… y como lo reciben». Tiene que ser «una respuesta cuanto más amplia mejor porque, si no, será solo parcial».
Entrevista a Montse Dolz, jefa del servicio de salud mental del Hospital Sant Joan de Déu.
Podéis escuchar la charla entera en este video del diari Ara (debajo, en catalán)