El Alzheimer, como otros tipos de demencia, provoca una pérdida progresiva de la identidad de la persona. Por un lado se va perdiendo la capacidad de crear nuevos recuerdos y esto hace vivir la persona más anclada en el pasado que en las experiencias recientes que va viviendo. Y de la otra los cambios de conducta como por ejemplo respuestas más agresivas o pérdida de las normas sociales. Todos estos cambios resultan muy angustiosos para los familiares.
Núria Bayarri | Neuropsicóloga