“Si tengo el talento de hacer reír, lo tengo que entregar. Y aquí lo hago altruistamente”

Yo creo que todos hemos venido a este mundo a hacer una tarea y sí, Dios me ha dado el talento de hacer reír y este talento lo tengo que entregar. Lo hago profesionalmente o lo hago altruistamente, y aquí vengo a hacerlo altruistamente, evidentemente.

Boby es un perro invisible, es un perro que los niños ven. Yo paseo el perro por los pasillos, por urgencias, por todo el recinto del hospital y los niños miran el perro, me miran a mí y cuando veo que se interesan un poco, voy allá y les pregunto: “¿Quieres pasear el perro?” y algunos dicen que sí y lo pasean y van muy contentos. Les pregunto de qué color es, me lo dicen, si lleva las orejas largas o cortas también y la cola exactamente igual, si es larga o corta.

Los críos, se arrodillan, lo acarician, le dan besos. Los niños no dudan de que el perro menea el rabo, saca la lengua jadeando, o husmea por los rincones. Y da risa, sobre todo da risa.  Es muy raro que un niño cuestione el juego, la ilusión. Con los pequeños ingresados he vivido emociones muy intensas.

Y los padres se quedan boquiabiertos pensando en cómo lo ven. Los adultos sonríen, pero no ven el perro. Los padres solo se ríen abiertamente si el hijo, que tiene dolor, también lo hace.

“Es muy raro que un niño cuestione el juego, la ilusión”.

Lo de la magia me viene de lejos. De pequeño, en casa, cuando no había televisión, mi padre nos hacía un truco con un sombrero, un huevo y un pañuelo. También vi a un hipnotizador en el teatro Borràs que me fascinó. Y ya en el bachillerato, me puse el nombre artístico de Kim Sarman, en un juego con mi apellido. Pero me he dedicado a la magia solo como semiprofesional. Yo trabajo como joyero y tengo cuatro hijos, así que la magia me ha servido como sobresueldo.

Fue la ong Mags per a l’Esperança la que me invitó a hacer magia en el hospital hace 14 años. Y aquí sigo. Yo si pudiera me quedaría a vivir aquí. O sea, mi corazón vendría aquí porque lo que haces, que mira que sólo es pasear un perro invisible o sacar un conejo de una chistera, llega al corazón de las personas.

Es un testimonio 365latidos, vivencias que nos acercan a otras realidades.