El resurgir de las cenizas una y otra vez es muy valenciano

Miguel (67) y su esposa Ofelia (68) son un matrimonio que vive en una planta baja en Forn d’Alcedo, que se ha inundado. Justo la noche de la DANA hacía 5 días que se habían mudado a la casa, donde todavía se puede ver en la pared la señal de la riada del 57. “Ofelia acababa de decirme que deberíamos pintar la pared y se nos ha inundado la casa”, explica Miguel. La pareja que les compró su 5º piso les ha ofrecido volver a su casa antigua, aunque Ofelia y Miguel no han querido y de momento están en casa de unos amigos.

A pesar de todo se sienten afortunados

Su nueva casa ya sufrió la riada del 57 y ahora la del 2024. Con la anterior riada Miguel tenía 2 años, y curiosamente con la DANA, explica que fruto del estrés postraumático o la memoria selectiva, le han vuelto imágenes de esa catástrofe: “Emocionalmente todavía no somos conscientes de la realidad que estamos viviendo, estamos sumidos en la catástrofe. En principio miras por ti misma y piensas, no vienen a ayudarme, esto es un desastre, pero cuando ves cómo está la situación a tu alrededor… no sabemos cómo nos afectará emocionalmente”, admite Ofelia. Miguel reconoce que no saben a qué se enfrentan: «No estamos preparados para superar algo como ésto». Miguel estuvo a punto de perder la vida, intentó rescatar su coche pero se chocó contra la pared. Los primeros días no tenían luz, el móvil no les funcionaba, y tampoco estaban de humor. No saben cómo pero sus gatos se han salvado. Ellos se saben afortunados, están vivos y muchos amigos les han ayudado.

“La sociedad en general se ha volcado a ayudarnos pero destaco a la juventud por encima de todo, hay futuro”

Hay futuro

Para Miguel no es un problema tener que volver a arreglar la casa, «en ningún momento lo material ha pasado a ser más importante que la parte humana», dice. Esta casa la ha hecho él y volverá a hacerla, convencido que de nuevo disfrutará rehaciéndola: “El resurgir de las cenizas una y otra vez es muy valenciano. Prueba de ello son las fallas, estás trabajando y al día siguiente de quemarlas te pones de nuevo”. Los dos reconocen que no confiaban mucho en la gente joven –siempre los veían con el móvil–, pero les han demostrado que se puede confiar en ellos, que son un motor: “La sociedad en general se ha volcado a ayudarnos pero destaco la juventud por encima de todo, hay futuro”, concluye Miguel.

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