Til·lers és un centre especialitzat en el tractament, la rehabilitació i la reinserció de menors i joves que pateixen problemes de salut mental i addiccions i que estan complint alguna mesura judicial.
Maria Ribas | Coordinadora de la Unitat Terapèutica del Centre Educatiu Els Til·lers
¿Qué atención se da a los menores en este Centro?
Por un lado, a Til·lers hacemos terapias integrales con una vertiente psicoeducativa llevada a cabo por educadores e integradores sociales que organizan el día a día de los menores. Por otro lado, hay un equipo clínico formato por psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales y personal de enfermería que trabajan la parte más patológica de cada uno de los jóvenes internos. Por último, hay un trabajo importante con las familias de los jóvenes y también a nivel comunitario, puesto que nos interesa mucho que haya una reinserción y que no experimenten ningún tipo de recaída.
¿Hay factores comunes en las historias de los menores que hayan incidido en su conducta inadecuada?
Todos ellos han tenido vidas muy complicadas, donde diferentes factores de riesgo se han ido sumando y, finalmente, han provocado que se haya desarrollado una conducta transgresora grave. Algunos de ellos han sufrido rupturas familiares o pérdidas de los familiares más cercanos, otros han estado en situaciones de riesgo y han sufrido abusos de muchos tipos, tanto maltrato psicológico como físico o, incluso, abusos sexuales. Todos estos factores se han ido sumando hasta que, llegada la adolescencia, que es un momento de la vida especialmente complicado y crítico, se ha producido una ruptura a nivel social que ha acabado con conductas muy graves y duras tanto para el menor cómo para su familia.
¿Qué tipo de delitos pueden haber cometido los jóvenes que entran en Til·lers?
Aunque la tipología de delitos puede ser diversa, estos siempre son graves, puesto que si no, los jóvenes se encontrarían fuera del Centro, viviendo en la comunidad y siguiendo programas de libertad vigilada. Los delitos cometidos pueden ser, entre otros, intentos de homicidio, violencia filio-parental o robos con fuerza, que suponen el porcentaje de casos más elevado.
“Hay un trabajo importante con las familias de los jóvenes y también a nivel comunitario, puesto que nos interesa mucho que haya una reinserción”
¿Cree que estos tipos de conductas se podrían prevenir?
Nosotros hemos identificado los factores de riesgo que pueden llevar a una conducta violenta durante la adolescencia, por lo tanto, se podría hacer mucho trabajo de prevención. Tanto a nivel de apoyar a las familias que tienen dificultades, como dando apoyo a las escuelas para detectar casos de niños con problemáticas que a veces no están del todo definidas. Por otro lado, hacen falta equipos más comunitarios que actúen ante jóvenes que pueden estar al aire libre consumiendo tóxicos y que pueden llegar a sufrir una adicción. En un porcentaje muy elevado, es el mismo consumo el que ha desencadenado la enfermedad mental más severa. En el Centro, aproximadamente un 60 o 70% de los jóvenes que atendemos presentan consumo de tóxicos.
¿Cuál es el máximo de edad de estos jóvenes?
Los jóvenes pueden estar dentro del sistema judicial de menores hasta los 23 años. A partir de esta edad, tienen que ir a centros penitenciarios de adultos. Además de esto, cuando un joven finaliza su internamiento a Til·lers, desde aquí podemos continuar haciendo mucho trabajo, como por ejemplo establecer un seguimiento comunitario o proporcionar ayudas a nivel social. Todos los jóvenes, cuando acaban un internamiento en un centro educativo, tienen un delegado de atención al menor que hace un seguimiento durante un tiempo.
¿El hecho de que el Centro forme parte de San Juan de Dios lo diferencia de los demás?
Hay una filosofía general de San Juan de Dios basada en valores como la solidaridad, la hospitalidad, el respeto y, sobre todo, un trato muy humano y muy digno que marca el trabajo que hacemos todos los trabajadores del Centro y que, además, nos da mucha fuerza. Personalmente, considero que si no tuviéramos presentes estos valores, nos resultaría muy difícil trabajar aquí porque la problemática que presentan estos chicos es muy dura y compleja y a veces nos impacta mucho a nivel emocional.
“Cuando un joven finaliza su internamiento a Til·lers, desde aquí podemos continuar haciendo mucho trabajo, como por ejemplo establecer un seguimiento comunitario o proporcionar ayudas a nivel social”
¿Qué trato tenéis con las familias de los jóvenes?
Tenemos muy en cuenta a las familias porque son un puntal muy importante para estos jóvenes. Una de las intervenciones que hacemos es que la familia pueda hacer un relato de la vida del adolescente, incluso mediante fotografías, de forma que pueda recuperar aquel niño que a veces siente que ha perdido cuando ha llegado a la adolescencia. Una de nuestras tareas es la de preguntarnos cómo actuar con estos padres que, a pesar de haber maltratado a sus hijos, los quieren y no saben actuar de otro modo. Por lo tanto, no sólo tenemos que hacer unas terapias muy individualizadas y ajustadas al joven, sino también una mirada más amplia para podernos acercar a realidades duras a nivel familiar.
¿Y cuando salen del centro, qué pasa con estos jóvenes?
La mayoría de chicos y chicas rehacen su vida, pero también hay un porcentaje de jóvenes que acaban en uno centro penitenciario y no lo podemos evitar. El hecho que San Juan de Dios también tenga centros en el ámbito penitenciario nos permite mejorar la coordinación y dar una mejor atención a los usuarios. Desde el Centro, mantenemos el contacto con muchos de los jóvenes una vez salen de aquí y vemos como van rehaciendo su vida. Siempre intentamos vincularlos en centros de salud mental y a actividades formativas y laborales. Por este motivo, también necesitamos que la comunidad los acoja y no se asuste por las conductas transgresoras que hayan podido tener.