Los buenos ratos compartidos pueden cambiar nuestros días, e incluso nuestra forma de ser y nuestra mirada. Esto es lo que le ha pasado a Magdalena, una mujer mayor atendida por la Fundació Nostra Senyora dels Àngels, con pocas relaciones familiares.
La vida le cambió mucho desde que conoció a Manolo, un voluntario mexicano de unos 30 años, con quien ha establecido una relación muy cercana. Tanto, que incluso cuando el voluntario recibió la visita de sus familiares de México quiso que se conocieran. Y ahora que se han tenido que confinar debido a la COVID-19, se han comunicado online. ¡Las largas horas de conversaciones y confidencias no se han visto afectadas por la pandemia!
En Latinoamérica, culturalmente, se valora mucho la compañía de la familia y de las personas mayores. Por eso muchas de estas personas tienen una sensibilidad especial para compartir el tiempo y a cuidarse unos a otros. En este sentido, en la Fundació Nostra Senyora dels Àngels son muchos los voluntarios y voluntarias que han migrado de estos países y que aportan este cariño a las personas que cuidan. Día tras día, les dan lo que más necesitamos: compañía y aprecio, que es lo que en definitiva nos hace ser mejores y nos une, seamos de donde seamos.
La Fundació Nostra Senyora dels Àngels, perteneciente a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, atiende a personas mayores con pocos recursos económicos, a menudo solas y, mayoritariamente, en régimen de tutela. Con la campaña Las Caras de la Vulnerabilidad damos visibilidad a estas realidades y seguimos ayudando a las personas que más lo necesitan para que tengan una vida digna. Gracias a vuestra colaboración y donativos hemos proporcionado dispositivos móviles a los centros para combatir la soledad de las personas mayores facilitándoles la conectividad.