En Fulgencio, de 61 anys, és usuari del Centre de Dia de la Fundación Jesús Abandonado i resideix a l’alberg d’aquesta entitat murciana. Actualment, la Fundación Jesús Abandonado atent anualment a 14.000 persones en risc d’exclusió social amb l’objectiu d’aconseguir la seva plena recuperació i que puguin desenvolupar una vida independent.
Fulgencio | Usuari de Centre de Dia i resident a l'alberg de la Fundación Jesús Abandonado
¿Qué es lo que te ha llevado a esta situación?
Yo siempre había trabajado, estuve 14 años en la marina del ejército y más adelante fui empresario. Inicialmente trabajaba en el mundo de los libros e incluso creé mi propio negocio. Un tiempo después, como que esto no funcionó me dediqué a la cocina. En definitiva, siempre había tenido mucha autonomía e incluso había ocupado cargos relevantes en algunas empresas, lo cual me permitía tener un nivel de vida alto. Con el inicio de la crisis mi situación se complicó y fue entonces cuando, de manera temporal, acudí unos días al albergue. Más adelante, tuve problemas graves de salud que han hecho que actualmente no pueda trabajar, y desde hace un año, estoy residiendo en el albergue. Estoy siguiendo tratamiento médico y haciendo el trámite para solicitar la invalidez, ya que los problemas de salud me impiden buscar trabajo.
¿Cómo és el tu día a día ahora?
Ahora mi vida es muy monótona. Me cuesta mucho asumir que no puedo trabajar y las visitas al médico forman parte de mi cotidianidad. Por la mañana salimos del albergue y un bus nos trae hasta el centro de día, que está abierto desde las 9 de la mañana. Habitualmente venimos aquí justo a la hora que abren y almorzamos. Cada cual hace lo que más le gusta, ya sea leer los diarios, mirar la televisión o hacer alguna partida al dominó y ajedrez. También tenemos tiempo para hacer algunas gestiones como, por ejemplo, pedir cita al médico, para lo cual tenemos la ayuda de los profesionales del centro, que siempre es muy útil. Después de comer podemos salir a dar una vuelta y, más tarde, pasamos la tarde dentro del centro hasta la hora de cenar. En mi caso, como sigo una dieta especial por motivos médicos, ceno en el albergue en vez de hacerlo en el centro.
“Creo que todos los que estamos en el centro venimos de una soledad muy grande, aunque sea por motivos diferentes. Por eso, cuando estamos aquí, valoramos tanto el hecho de tener personas alrededor dispuestas a escucharnos”
¿Sacas alguna cosa positiva?
Aquí puedes leer, tomar un café, relacionarte con la gente. Por ejemplo, yo he aprendido a relacionarme con personas muy diferentes a mí. También es positivo porque siempre tienes alguien dispuesto a escucharte y nadie me ha hecho nunca mala cara para nada. Desde mi punto de vista, todos los que estamos viviendo en el centro arrastramos cierta soledad debido a los problemas con que nos hemos encontrado antes de empezar a vivir al albergue, y por eso una vez somos aquí valoramos mucho el hecho de encontrar siempre la sonrisa de alguien que quiere escucharte y a quien le puedas explicar cualquier cosa. Más allá de las cosas materiales como por ejemplo que te proporcionen una cama o comer, que evidentemente son cosas más necesarias, lo más importante es la gente. He conocido gente maravillosa y he aprendido mucho de ellos. Todo el mundo es importante aquí, la cocinera, la trabajadora social, los voluntarios o cualquier otra persona que me ha escuchado y apoyado.
¿Qué es lo que te haría más ilusión?
Me gustaría poder acabar el libro de poesía que estoy escribiendo, ‘Poemas y cuentos desde mí intimidad’, para mi hijo, porque creo que es lo único que le puedo dejar y probablemente lo más íntimo. Tengo una relación especial con él, aunque me gustaría tener más contacto del que tenemos. No sé si es un error, pero no le he explicado que estoy viviendo en el albergue ni tampoco le he hablado de mis problemas de salud. Él tiene su propia vida y no quiero causarle preocupaciones.
¿Qué dirías a alguien que tiene un nivel alto de vida y que cree que nunca tendrá problemas?
Las personas tenemos que ser conscientes que a lo largo de la vida las condiciones pueden cambiar. Personalmente nunca he tenido problemas de adicción pero tendría que haber sido consciente de que mi situación de bienestar podría cambiar en algún momento. Todo el mundo es susceptible de perderlo todo.
La Fundación Jesús Abandonado es un centro participado por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios en la región de Murcia que tiene como misión la atención de las personas en situación de exclusión social.
Fulgencio es uno de los protagonistas de los más de 300 testimonios del programa de sensibilización 365latidos.