Cuidamos a las personas que cuidan

Cuidadores de la Fundació d'Atenció a la Dependència

Hay personas que dedican su día a día a cuidar a otras personas: ponen su tiempo, ganas y toda su voluntad de hacer que la gente se sienta bien y tenga todo lo que necesita a su alcance. Ahora, más que nunca, son vitales. Pero no todas pueden hacer su trabajo debido al Covid-19.

La edad, la enfermedad u otras circunstancias pueden limitar la autonomía de las personas y crear la necesidad de recibir una atención especial de manera transitoria o permanente. Por eso las personas en situación de dependencia son especialmente vulnerables ante esta crisis social y sanitaria del Covid-19, y en consecuencia, el trabajo que hacen sus cuidadoras y cuidadores es esencial. «Hemos trabajado antes de la epidemia, trabajamos durante la epidemia y espero que podamos seguir trabajando después», explica Olga, una de las trabajadoras de la Fundació d’Atenció a la Dependència (FAD). Montserrat, otra de las cuidadoras, explica que «la situación es muy triste y trabajando nos ponemos en riesgo. Pero lo estamos haciendo con mucho amor. «

La FAD ofrece cuidadores a domicilio para cuidar de los usuarios y ofrecer formación y salida laboral a las personas en situación de riesgo de exclusión social, pero con la crisis actual, la mayoría de estos servicios se han anulado y muchas de estas personas están perdiendo el trabajo. Además, con las restricciones, muchas de las personas en situación de dependencia se han visto aisladas en sus domicilios, residencias y hospitales donde estaban ingresadas.

Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras que están en activo siguen trabajando ahora más que nunca. Las personas mayores tienen alto riesgo de contagio y las condiciones no son óptimas: disponen de poco material sanitario, pero tal y como ha explicado Raquel, una de las trabajadoras, «están tomando todas las medidas que pueden, aunque les sea difícil. » Además, las consecuencias del virus son devastadoras: «A lo largo de estos días hemos perdido algunas de las personas que estábamos cuidando y esto también lo hace más complicado», explica Olga. Aún así, los cuidadores y cuidadoras no pierden la fuerza para seguir atendiendo a quien más lo necesita. «No podemos explicar muchas cosas bonitas de estos días. La única cosa bonita es que estamos aquí, al pie del cañón, y que haremos todo lo posible para poder seguir cuidando

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