Begoña Casanova | Voluntaria en SJD Serveis Socials Barcelona
Begoña Casanova es voluntaria de SJD Serveis Socials Barcelona desde hace 25 años. Su figura, como la de todas las personas voluntarias de Sant Joan de Déu, se considera clave cuando hablamos de romper la soledad no deseada de las personas que la padecen. Hemos hablado con ella para que nos explique cómo acompaña a todas estas personas y lo importante que es poner la soledad en el centro.
¿Qué es para ti la soledad no deseada?
Para mí es una sensación muy dura, porque no se trata de estar solo, sino de encontrarse solo. Y mi experiencia como voluntaria me hace ver lo duro que puede llegar a ser sentirse solo.
De alguna forma, eres rompedora de soledades. ¿Cómo lo haces?
Intentar sacar a estas personas, aunque sea un rato, de su situación de soledad me da mucha tranquilidad. Intento no invadir su espacio entendiendo que no siempre debes hablar, sino que a veces expresa más un silencio o una mirada que todo lo que puedas decir. Se trata de estar ahí, y eso ya es mucho.
¿Qué te motiva a acompañarlos y ayudarlos a romper esa soledad?
En algún que otro momento, yo también he sentido soledad, y por eso para mí el voluntariado es recíproco. Yo les hago compañía, pero ellos a mí también. Me implico porque ellos también me aportan mucho y aprendo mucho de todas estas personas.
«Debemos hablar más de la soledad no deseada, hacerla visible y atrevernos a relacionarnos en momentos de debilidad»
¿Qué perfil de personas acompañas?
Me reúno con personas diversas, pero todas ellas son personas muy vulnerables, con un recorrido y una experiencia en la calle muy complicada. Es importante llevar a cabo un ejercicio de empatía, y al final la empatía es lo que más se valora cuando te sientes solo o sola.
¿Qué dirías a las personas que padecen soledad?
Que es importante estar ocupado y hacer actividades, porque en algún momento todos nos hemos sentido solos o nos sentiremos solos. Debemos poder hablar más de soledad y hacerla visible, y atrevernos a telefonear a alguien y relacionarnos en momentos de debilidad.