Mercè Ferran Raubert | Voluntaria en Sant Joan de Déu Serveis Socials Barcelona
Hace 15 años que Mercè decidió hacerse voluntaria porque quería compartir su tiempo con gente que lo necesitara. Más allá del tiempo que les dedica, los acompaña, escucha, aporta estabilidad, positividad y amistad. “Les trato como me gustaría que me trataran, estableciendo una relación de igual a igual”.
Para ella, es una oportunidad de estar en contacto con personas que, de no ser por el voluntariado, difícilmente conocería, ni a ellos ni sus realidades, inquietudes e ilusiones. Se siente doblemente privilegiada: se debilitan muchos de los prejuicios que todo el mundo arrastra, al tiempo que su punto de vista se amplía. Además, está en contacto con los trabajadores, un colectivo poco visibilizado que hace una tarea excepcional y que debería contar con mayor reconocimiento. “La experiencia del voluntariado me ha afianzado en la idea que todos somos iguales, que luchamos por superarnos, tenemos ilusiones y frustraciones, y todos nos necesitamos. También he aprendido que la estabilidad es frágil, no todo depende de ti y no siempre querer es poder».
Mercè propondría hacer un voluntariado a las personas que estén abiertas, quieran dar y aprender, que tengan compromiso y sigan la máxima de ser el cambio que queremos ver en el mundo.
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