Estefania Sanjuan Sanchís
Desde que Estefanía Sanjuan Sanchís tenía cinco años, tenía claro que quería ser médico de familia, una profesión que ejerció hasta que le diagnosticaron Parkinson. “Después de una intervención de electrodos en el cerebro se me rompió la vida totalmente, me dieron la invalidez absoluta y enfermé de depresión”. Es entonces cuando decide que su vida como doctora no acabaría y que debía reinventarse de algún modo. «Hice lo que siempre había querido y no había podido, hacer un voluntariado«.
Se encuentran los lunes en el Espacio del Mar de Castelldefels; son dos grupos, en total treinta y dos personas que participan en la actividad “Hablemos de la vida. Vida llena”, donde Estefania hace de voluntaria. Comparten experiencias y emociones de su día a día, y ella realiza una píldora sobre medicina. “Tenemos a gente que lo está pasando muy mal, que ha hecho duelos o que sufre adicciones. Hacemos piña, tenemos un grupo de WhatsApp y cuando alguien está ingresado o necesita cualquier cosa nos organizamos para lo que sea necesario”.
En el grupo participan personas de todas las edades, aunque predominan las personas mayores, a partir de los sesenta. «Sobre todo es gente del barrio que se siente muy sola, que tiene problemas con los hijos y necesita un espacio para que les podamos ayudar«. Es un espacio donde se puedan expresar y hablar con tranquilidad sintiéndose a gusto.
Para Estefania, la experiencia es fantástica: “¡Ojalá todo el mundo pudiera hacer esto! A mí me ha vuelto parte de la vida, vuelvo a sentirme útil y no me siento sola”. Ve cómo la gente entra con sus problemas y sale sonriendo y queriendo volver la semana siguiente. “Me llaman la doctora Amor; yo les abrazo mucho, beso a todo el mundo. Me siento muy feliz”.