La prisión es un mundo cerrado que te obliga a relacionarte y convivir 24 horas con gente que tú no has elegido. El esfuerzo de adaptación que tienen que hacer las personas presas contra el estigma, la despersonalización, etc. es muy grande. También la sociedad, por propio desconocimiento, debe trabajar contra la estigmatización. Y a ello contribuye la Fundación Ared con su trabajo diario.